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12,35 €Son muchos los millones de ciudadanos del mundo que se interesan por Dios. Y, sin embargo, son tambiテゥn bastantes los millones de personas que no quieren saber nada de lo divino, lo sagrado, lo religioso. Se ha dicho con razテウn que la actual crisis de la fe en Dios solo ha podido desencadenarse debido a la forma falseada de pensar a Dios y de vivir la relaciテウn con テゥl. Por definiciテウn, Dios es el Trascendente. Precisamente porque nos trasciende, Dios no estテ。 al alcance del hombre, ni se puede saber cテウmo es ツォDios en sテュツサ, porque ツォa Dios nadie lo ha visto jamテ。sツサ (Juan 1, 18). Lo que se piensa y se dice de Dios son las ツォrepresentacionesツサ que los humanos nos hacemos de テゥl. Pero ocurre que a Dios ツォnos lo representamos malツサ. A Dios se le ha representado como infinitamente poderoso e infinitamente bueno. Pero no es posible conciliar ambas cosas, si es que este mundo, donde hay tanto sufrimiento, tiene algo que ver con Dios. Al no poder cuadrar las ideas humanas sobre Dios con la realidad tan calamitosa de este mundo, ha ocurrido lo peor que podテュa ocurrir: los dirigentes de las religiones y los teテウlogos o entendidos en los asuntos divinos se han agarrado al poder y han presentado a un Dios autoritario, prepotente, dominador, justiciero, amenazante... En una palabra, han ツォdeshumanizadoツサ a Dios y a la religiテウn. De forma que, tanto Dios como la religiテウn, para muchos, resultan insoportables o, lo que quizテ。s es peor, palabras y problemas que no interesan porque no resuelven nada y para nada sirven. Este libro propone cambiar nuestra idea de Dios y nuestra manera de entender y practicar la religiテウn. Lo cual no es hacerse un ツォdios a la cartaツサ o una ツォreligiテウn a la medidaツサ de los propios intereses y conveniencias. Se trata de recuperar, hasta el fondo, el significado de lo mテ。s original que ha aportado el cristianismo a las tradiciones religiosas de la humanidad: que Dios se ha humanizado en Jesテコs de Nazaret. Lo cual quiere decir que el ツォpunto de encuentroツサ con Dios no es ya ni ツォlo divinoツサ, ni ツォlo sagradoツサ, ni ツォlo religiosoツサ, sino sencillamente ツォlo humanoツサ. A Dios lo encontramos en la medida en que nos hacemos mテ。s profundamente humanos, liberテ。ndonos テケy liberando este mundoテケ de la brutal deshumanizaciテウn que tanto sufrimiento, violencia y muerte ha desencadenado.