AA.VV
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23,75 €Durante la Guerra FrÃa pareció la revolución encantar al mundo entero con su esperanza de emancipación. El progresivo levantamiento del telón soviético (HungrÃa 1956, Praga 1968, BerlÃn 1989) supuso el despertar del sueño dogmático de la revolución y, con él, acaso el fin de la comprensión de la propia revolución como mascarón de proa de la historia. Tres fueron los acontecimientos que pueden indicar el inicio del fin del ciclo que nos ocupa. La revolución de Mayo del 68, fue una rebelión extraña e inversa, realizada desde la abundancia y no desde la miseria, desde el individuo y no desde el grupo, desde las minorÃas y no desde la mayorÃa. Marcaba asà el fin a aquellas vÃas de racionalización que habÃan resultado propias de Occidente. Estamos ante una revolución ya no moderna, sino posmoderna. En segundo lugar, la Revolución Islámica de Irán de 1979; en donde ésta, por primera vez, ni hablaba el lenguaje de la tradición revolucionaria iniciada en 1789, ni marcaba el avance que se le presupone a la concepción clásica de cualquier sublevación popular. Si no, al contrario, estamos ante una involución de varios